Directivos de las empresas asociadas a CEDOL evalúan el desempeño del sector logístico y analizan las perspectivas para 2021. 

Hace exactamente un año, en diciembre de 2019, ni el más pesimista podía imaginar el escenario inédito de pandemia que trajo el 2020 a todos los países, economías y regiones del mundo. Nadie estuvo exento de la crisis provocada por el COVID-19 ni de su consecuente impacto social, laboral… Y empresarial.

La mayoría de los sectores industriales quedaron paralizados por meses. Otros segmentos, como el comercio electrónico, tuvieron un boom de ventas impensado hasta el momento. Y algunas pocas actividades, como la logística, se volvieron más esenciales que nunca. Ahí, justamente, hay que poner el acento a la hora de los balances. 

Cuando menos se esperaba y cuando más se necesitó, las empresas del sector logístico demostraron su profesionalismo y calidad de trabajo forjados por décadas. Al finalizar este 2020, un año inolvidable, la logística puede sacar pecho y decir que, más allá de la difícil situación que atraviesa el negocio, estuvo a la altura de las circunstancias que requería el país. 

“En la pre-pandemia había como una sensación de examen a rendir por parte de la logística y, meses después, demostramos la calidad de nuestro sector, así como el rol que cumplen sus cámaras y asociaciones”, indicó Hernán Sánchez, presidente de CEDOL. “La logística es cada vez un factor más diferenciador al momento de agregar valor. Somos un sector con mucho para aportar y es clave que ese aporte derrame hacia el resto del mercado y, sobre todo, a las demás áreas de las compañías”, remarcó. 

En el centro de la escena
Si bien previo a la pandemia las empresas productoras o intermediarias ya eran conscientes de la importancia de la supply chain, “este año contribuyó a demostrar que la logística es mucho más compleja que el transporte o almacenamiento y que implica, por ejemplo, la capacidad de gestión ágil y eficiente de flujos de información, aspectos de mucho valor competitivo”, explicó Fabián Yannone, director de Relaciones Institucionales del Grupo Logístico Andreani. En efecto, Marcelo Ormachea, gerente General de Celsur, coincide en que lo más destacable fue que “la pandemia puso en foco al sector logístico frente a la sociedad, le dio un protagonismo que no le era reconocido hasta ahora y lo desafió a reaccionar de manera urgente para adaptarse al nuevo contexto y garantizar el abastecimiento en todo el país”.

Sin dudas, quedó claro que este año fue una gran muestra de la flexibilidad que tiene el sector logístico y sus empresas para enfrentar desafíos. “Las organizaciones debieron rediseñar y crear roles con los nuevos procesos de negocios y, al mismo tiempo, aprovechar la productividad y eficiencia que brindan las innovaciones tecnológicas”, señaló Ignacio Rey Iraola, gerente General de SAF. Y aseguró que, si bien el empresario debió adaptarse tan rápido como pudo a esta revolución, son necesarios cambios importantes o profundos que involucren también a todos los actores que intervienen en la economía. 

En ese sentido, los operadores logísticos fueron declarados esenciales y nunca dejaron de operar para que la cadena de abastecimiento siguiera funcionando: “nuestra capacidad de adaptación fue el factor de mayor exigencia y quedó demostrado que estuvimos a la altura de las circunstancias, manteniendo el nivel de respuesta a clientes, desarrollando nuevos procesos y estrategias e incorporando procesos tecnológicos en tiempo récord”, detalló Matías Álvarez Piris, gerente General de ZARCAM.

Por su parte, Leonardo Ferreyra, director General de Grupo Cargo, consideró que “los desafíos que se plantearon este año resultaron en una oportunidad de transformarnos digitalmente, investigar e implementar nuevas tecnologías y, principalmente, desarrollar la solidaridad de las empresas, desde los cuidados de la salud de nuestros trabajadores, hasta la ayuda a los sectores más vulnerados”.

Un escenario complejo
Para Gustavo Hedemann, gerente General de Provinter, el 2020 fue un año “por demás complejo, con una dispersión muy errática en los volúmenes consumidos por el mercado y por la migración en los canales habituales de consumo”. Y, si bien el cambio no terminó y los mercados siguen reacomodándose, “los OL nos vimos obligados a adaptarnos desplegando la mayor flexibilidad posible, no con el horizonte de recupero de las inversiones a mediano plazo, sino con el único objetivo de sostenernos en pie de cara a un futuro todavía incierto”, reconoció. 

Por supuesto, en un mercado como el argentino, en términos económicos hubo sectores mucho más afectados que otros. Pero, como las empresas de logística operan transversalmente, si bien con volúmenes mucho más bajos, en promedio mantuvieron cierto nivel de actividad. Es decir, según la especialización, algunos superaron las expectativas y otros se vieron muy afectados. “En la etapa de aislamiento nos adaptamos rápidamente para cumplir una labor esencial, lo cual implicó un gran compromiso y esfuerzo de todos”, aseguró Néstor Membrive, socio gerente de Distribuidora Metropolitana. 

De todas formas, el sector cierra un año en el que sus empresas tuvieron un desempeño tan dispar como lo ha sido la actividad de los distintos mercados verticales a los que les ha tocado prestar servicio. En un contexto general de profunda caída del nivel de actividad al inicio de la cuarentena, el 2020 termina dejando ganadores y perdedores. Como indicó Ormachea, “es importante remarcar que los resultados son poco atribuibles a factores propios, sino que tienen que ver más con lo lejos o cerca que nos tocó estar de las restricciones impuestas por la cuarentena”.

Los desafíos del 2021
Ya con el próximo año en la mira, aparecen algunos factores que permiten dudar sobre crecimiento de la actividad: incertidumbre por las consecuencias económicas, inestabilidad macro, impuestos y la falta de normas flexibles para generar empleo. 

Por lo tanto, en el 2021 “tendremos que ser no sólo flexibles, sino apelar a la mayor destreza de cada uno para soportar los embates de estos períodos de tanto cambio, en paralelo con una situación económica local que dificulta aún más el escenario”, reflexionó Hedemann. Sin dudas, el sector logístico deberá dar continuidad a la reingeniería que forzosamente adelantó el 2020, pensando en un mercado que no sólo migra en sus hábitos y canales, sino también en sus volúmenes, plazos y exigencia. Para el directivo, “esto implica niveles de inversión considerables, con recuperos sobre dichas inversiones difíciles de proyectar dada la incertidumbre sobre los volúmenes venideros, pero con la certeza de que los cambios en los hábitos de consumo vinieron para quedarse”.

Otro objetivo clave que considera el sector será tomar decisiones enfocados en los consumidores, porque son quienes deciden cuándo, cómo y dónde comprar. Al respecto, la exigencia de inmediatez en las entregas es cada vez más relevante en la experiencia de los destinatarios y de los productores, que quieren que su mercadería esté disponible en cualquier lugar, de manera rápida y a bajo costo de inventario. Según Yannone, el futuro de los dadores de carga y de los operadores logísticos estará condicionado por esa capacidad de profundizar el foco en el consumidor: “para que eso suceda es fundamental una logística que esté inserta desde los procesos productivos hasta los procesos de consumo, porque una logística sin planificación per se es ineficiente”, explicó. 

Además, aporta Ormachea, “deberemos seguir asistiendo al resto de los sectores y mercados en un contexto de paulatina recuperación de los niveles de actividad, pero manteniendo los procesos diseñados durante la cuarentena, ejecutando las operaciones de forma que sigan siendo seguras para nuestra gente y la comunidad”. 

Entre los más optimistas, Membrive imagina un 2021 positivo, aunque en términos relativos, y donde la principal traba sería política. “Para los operadores logísticos será muy importante estar preparados porque habrá oportunidades, de hecho, el interior del país está empujando con los sectores agropecuarios y de la construcción”, sostuvo. En esa línea, Ferreyra espera que la actividad se mantenga como en los últimos meses de 2020, con tendencia al crecimiento, y que aquellas variables socio-económicas que se pusieron en pausa por el contexto extraordinario de la pandemia no afecten el futuro de la actividad logística. “El principal desafío es continuar profundizando la capacidad de adaptación al entorno circunstancial y transformar las adversidades en un escenario de oportunidad para lograr nuestros objetivos”, dijo. Y siguiendo con los desafíos del sector, Álvarez Piris destacó que “la consolidación del proceso digitalización de documentos (remitos, carta de porte, etc.) en toda la cadena de abastecimiento, de forma tal de lograr una mayor productividad y sinergia en las operaciones”.

Otro factor que llegó para quedarse, junto con la digitalización y eliminación de papeleo en la industria, es el fortalecimiento del eCommerce. Al respecto, reconoce Rey Iraola, “en logística se observa la necesidad de estándares e interoperabilidad en la documentación digital, como ser el remito electrónico”.

Después de la gran explosión que tuvo el comercio electrónico, la mayoría apuesta a que ingresará en una meseta, aunque seguirá evolucionando al mismo ritmo que traía antes del 2020: 30% anual. En este segmento seguramente habrá cambios y muchas empresas, en especial Pymes, que por primera vez en este año incursionaron en el eCommerce, tendrán que profundizar y replantear sus modelos logísticos y ajustar los recursos al mismo. “La omnicanalidad y el desarrollo de procesos de entrega domiciliaria se elevan como tendencias globales”, pronosticó el titular de SAF. Lo cierto es que de cara al 2021, remarca Yannone, “para las empresas de logística será cada vez más importante volverse sostenibles y contribuir positivamente a la sociedad y generar inversiones que potencien el valor competitivo de los clientes: enfocadas en la automatización, tecnologías, trazabilidad y la transparencia en los envíos, tanto para el cliente como el destinatario”.

En definitiva, el sector deberá aprender del año 2020 para mejorar las decisiones que se tomaron empujadas por la pandemia, modificar algunas y profundizar otras.