empresa transporte

Inflación es la pérdida del poder adquisitivo de la moneda. Las consecuencias son un cambio en la estructura de los costos y precios relativos. El efecto que genera la inflación frente a un abanico de precios es la modificación de las relaciones y estructuras de costos y precios, afectando los resultados empresarios. Cuando la misma se acelera, provoca una sensación de caminar en un tembladeral.

En ese contexto, las empresas se confunden, aplican mucha energía en un proceso de re expresión de sus costos de acuerdo a fórmulas de polinómicas, inician concursos de precios, regatean en negociaciones feroces contra sus proveedores; para que el nuevo costo… ¿Sea el menor? Generalmente este proceso, que prioriza al precio, resiente el servicio al cliente y la relación con los proveedores.

La inflación se provoca por causas macro económicas pero se acelera por las expectativas de los individuos. Así comienza una loca carrera por ver “quien traslada el mayor incremento, más rápido”, generando la espiral inflacionaria, producto de las expectativas. Por actuar dentro de la economía, la inflación genera negociaciones de suma cero: “Alguien gana lo que yo pierdo”. Estos regateos modifican la estructura de precios relativos: “donde antes una gaseosa equivalía a 1,2 botellas de cerveza, ahora a 1,5”. En la puja, gana el que detenta más poder; dando a luz a dos bandos: los ganadores y los perdedores del fenómeno.

En inflación, quien vende mercaderías puede ganar o perder. Pero, los prestadores de servicios siempre pierden si exponen su Capital de Trabajo Monetario a la inflación.

Las empresas de servicios que deban pagar antes que cobrar y cuya cartera de clientes no son -generalmente- consumidores finales, forman este grupo, que es el de los Operadores Logísticos. Así, primero “pagan los aumentos” y después “intentan trasladarlos a sus tarifas”. Esta dinámica, provoca una demora real entre el aumento y su recupero mediante la tarifa que horada el Capital de Trabajo, afectando las finanzas y los resultados.

Adicionalmente, a nuestra inflación doméstica, debemos recordar el deslizamiento del precio de determinados insumos de la logística internacional: el petróleo, que será positivo en el largo plazo.

Los operadores logísticos en inflación deben moverse en forma reactiva para tratar de aplicar a sus clientes los aumentos ya ocurridos, perdiendo el incremento de sus costos durante el tiempo de la negociación.

Por otro lado, en la gestión de los resultados empresarios aplicamos la metáfora de “subir el techo y bajar el piso”. En estabilidad debemos estar alerta a los ingresos y costos, sabiendo que la supervivencia será posible si obtenemos una razonable utilidad que aliente el crecimiento. En épocas de inflación…También. Entonces ¿qué cambia? La velocidad en que ocurren los hechos. En un abrir y cerrar de ojos, pasamos de ganar a perder. Nuestra clave de éxito pasará por tener un sistema de monitoreo y gestión de costos e ingresos que nos permita contar con información para actuar rápido.

Así, en tiempos de inflación, los costos crecen y presionan al ingreso. Los resultados económicos se deterioran, la posición neta de Caja se debilita, la Dirección comienza a impacientarse por los magros resultados y, entonces, la organización decide actuar. La velocidad y precisión con que lo haga marcará la diferencia entre estar vivo o muerto.

En síntesis, en épocas de inflación, la información veloz y la gestión inmediata son la clave. Por ello, estimado lector, me permito sugerirle usar como su lema la frase que Jack Welch, referente del management mundial: “Si la velocidad de cambio es mayor fuera de su empresa que dentro de ella, el final está cerca”.

 

(*) Artículo elaborado por el Dr. Humberto Breccia. Socio en Breccia, Poverene & Asoc. y Director del programa Specialization in Supply Chain Management de ADEN Business School y University of San Francisco (USA). Ex Presidente de CEDOL. Publicado originalmente en suplemento Comercio Exterior de La Nación, el 29 de enero de 2013.