En un escenario de apuesta al crecimiento y de revisión de las cargas impositivas, la competitividad de las empresas de transporte está en jaque. 

¿La causa fundamental? El aumento constante de los impuestos. Según un estudio de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), el impacto de la carga impositiva en la tarifa final del flete ya representa el 41% y no deja de crecer.

El llamado “costo logístico” está ampliamente conformado por las cargas impositivas que el transporte de mercadería por carretera lleva sobre sus espaldas. El 41% de lo que cuesta poner camiones en funcionamiento está representado por impuestos, que no dejaron de aumentar en los últimos meses. En un contexto de replanteo del orden impositivo del país, la Fadeeac ve con preocupación que no se combata el gran peso del Estado que recae en el sector cada vez con más fuerza.

Según el relevamiento, de la tarifa final considerada con IVA, por cada $1000 que se abonan en flete, $411 corresponden a cargas impositivas, según datos de mayo de 2017. Se trata de una variable que sufrió aumentos al menos desde 2016, lo que grafica que incluso en un contexto de reactivación económica la mayor responsabilidad fiscal cae sobre el empresariado. Eso dificulta seriamente el desarrollo de la actividad porque pone en jaque la competitividad de las empresas.

Los números confirman una tendencia en alza de lo que los empresarios deben invertir para poner en marcha sus camiones: los impuestos subieron respecto de febrero. En noviembre de 2016, el porcentaje ya era significativo pero se ubicaba en 40.5, siempre según estudios realizados por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos (IAPUCO).

Según los valores que obtuvo Fadeeac en 2016, la carga impositiva ocupaba gran parte del ‘remolque’ de la economía del autotransporte de cargas: ya en mayo del año pasado se ubicaba en 39,7% y en agosto había trepado al 40%.

Con variaciones, tras la amplia participación de los impuestos, le siguen en la composición del costo los salarios, los gastos operativos y de infraestructura y el combustible. Por caso, en el estudio que corresponde a mayo de 2017 el combustible representa el 8,2% y los gastos de personal el 25,6%, siempre de acuerdo al modelo promedio.

Pero la rentabilidad es el valor que se mantiene constante, por debajo del 4%.

Asimismo, de la composición del costo logístico se desprende un concepto fundamental: el flete no es formador de precios.

Esta suba en los impuestos al flete es llamativa en un escenario en el que desde las más altas órbitas gubernamentales manifiestan su compromiso a reorganizar los aportes impositivos del país en pos de la producción. Por caso, el ministro de Hacienda de la Nación, Nicolás Dujovne, consideró recientemente que “los Ingresos Brutos dejan a Argentina fuera de juego en términos de la competencia con otros países”, con lo que Fadeeac coincide; pero además se pregunta por qué otras tasas no se ven iguales de nocivas para el crecimiento.

De la misma forma, el propio ministro de Transporte nacional, Guillermo Dietrich, resaltó que “uno de los grandes desafíos del gobierno es hacer eficiente la logística”. La Federación celebra ese compromiso porque concuerda en que es un eslabón central para el éxito de la economía, pero surge un interrogante crucial: ¿cómo puede el sector potenciar su funcionamiento si su día a día se ve dificultado por los altos costos?

El compromiso del autotransporte de cargas radica en continuar los proyectos orientados a la innovación y el crecimiento, no sólo de la actividad sino también del país. En este particular momento donde se anuncian ambiciosas reformas en el país, Fadeeac brega porque se contemplen las grandes dimensiones de los costos, que caen sobre los hombros de quienes tienen la responsabilidad de generar trabajo y aportar al desarrollo económico del país.